Recomendaciones para implementar el ministerio de restauración sexual en su congregación

Por Oscar Galindo

Durante muchos años hemos organizado y participado en una gran cantidad de eventos: congresos, jornadas y seminarios; de igual manera hemos escrito y traducido innumerables artículos, hemos recabado libros de diferentes partes de América Latina y España, para hacerlos disponibles en nuestra librería; con el fin de ir compartiendo conocimiento e instrucción sobre temas relacionados con la integridad sexual, restauración del quebranto sexual, y temas afines, dirigiéndonos en primer lugar al liderazgo de las congregaciones, pero también a la iglesia en general. Sin embargo, es tanta la información que existe que a veces pareciera que las personas contemplan las piezas de conocimiento sin saber precisamente cómo acomodarlas, o qué orden se debería de seguir. Estamos trabajando, a petición de ustedes, para que en un futuro próximo, estemos ofreciendo una serie de cursos de capacitación, más sistemáticos, que incluyan evaluaciones, de tal manera que las personas tengan una mayor motivación y guías prácticas para poder implementar este tipo de trabajo en sus propias congregaciones, sin que tenga que desarrollarse propiamente un ministerio específico que aborde estos temas; pues tenemos además la convicción de que es un trabajo de discipulado, consejería bíblica inherente al acompañamiento pastoral que cada congregación debería brindar. Mientras tanto, les ofrecemos este artículo con una serie de recomendaciones y pautas para que tengan una idea más clara de cómo iniciar este ministerio en sus propias iglesias locales.

Comenzando con el liderazgo

Es importante que al implementar este ministerio en nuestras congregaciones comencemos desde arriba, es decir, desde el liderazgo. Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en un programa de capacitación de restauración sexual en Argentina. Algo que me impactó, es que, aunque había principalmente pastores y líderes de diferentes áreas de servicio en la iglesia, a todos sin excepción, se nos pidió en grupos pequeños, en un entorno de confidencialidad, compartir nuestro pasado, nuestras luchas actuales, incluso pecados, aunque fueran pecados históricos, pero que nunca se hubieran confesado a ningún hermano. Esto es parte de la importancia de rendir cuentas entre hermanos del Cuerpo de Cristo, una práctica totalmente bíblica, que es algo que todos deberíamos practicar, especialmente quienes están en liderazgo.  

Escuchamos con tristeza noticias de pastores que han caído en pecado sexual; incluso al grado que, al estar en depresión, llegaron al suicidio, y es posible que algunos de ellos no tenían esa red de apoyo tan indispensable, que todos necesitamos; gente con quienes podemos ser transparentes, a quienes podemos pedir oración, consejo, en momentos de tentación, de lucha, de tristeza y de enfermedad.

Es sumamente necesario que, en nuestras congregaciones, en reuniones de liderazgo, se comience a ministrar a cada persona de una manera más profunda. Muchas veces se asume que, si una persona está en liderazgo, ha llegado a un nivel de espiritualidad y santidad, en el que difícilmente son tentados, mientras que, en realidad, son precisamente quienes están en la mirilla del enemigo, y son continuamente atacados y Dios mismo también permite que pasen por pruebas. Por otra parte, es indispensable que una persona que restaura a otros haya experimentado en sí misma una restauración profunda.

Entonces, resumiendo, dos puntos importantes para comenzar un ministerio de restauración en una iglesia local es trabajar con el liderazgo en primer lugar, proveyendo espacios en los cuales ellos mismos puedan ser ministrados, donde puedan experimentar una mayor sanidad interior, donde puedan vivir en sí mismos una profunda restauración, especialmente en delicadas áreas de su sexualidad, antes de poder empezar a ministrar a otros.

Otra área de suma importancia es la de capacitarles para enseñar y ministrar al resto de la congregación en áreas de restauración integral-sexual. Mencionamos integral-sexual, porque estamos plenamente conscientes de que todos necesitamos crecer en integridad en todas las áreas de nuestra vida, pero apuntamos a la parte sexual, porque es uno de nuestros temas centrales.

Es importante mencionar que una persona que actualmente batalla en algún área de su sexualidad, debería ponerse en espera, mientras es ministrado y acompañado pastoralmente, hasta que tenga una mayor sanidad interior y camine con mayor estabilidad en esa área, antes de poder involucrarse en el servicio a otros en estas áreas. El ministerio de Exodus sugiere que para que una persona se involucre en liderazgo, debe estar caminando libre de pecado sexual, por al menos 2 años.

Dos recursos que recomendamos, donde se tratan estos temas en mayor detalle son, los libros “Liderazgo” de Frank Worthen, “Confesión y rendición de cuentas” de Eduardo Cadena, y “Una iglesia emocionalmente sana” de Peter Scazzero. Para capacitación, hay muchos más recursos que iremos mencionando más adelante.

Matrimonios: Padres de familia

Cuando hablamos acerca de las raíces del quebrantamiento sexual, incluida la homosexualidad, mencionamos, entre otros factores, las familias disfuncionales, es decir, familias alejadas del modelo que Dios estableció para la familia en Su Palabra. Es imperativo que se acompañe a las parejas comprometidas en matrimonio, en una consejería prematrimonial seria, que vaya mucho más allá de un mero formalismo o requisito previo. Una de las razones por las que hay tantas familias alejadas del modelo bíblico, es porque muchas parejas llegan al compromiso matrimonial, arrastrando un enorme bagaje de heridas sin sanar, asuntos sin resolver, pecados ocultos, modelos de resolución de conflictos familiares antibíblicos, entre muchas otras cosas. Es indispensable, que tanto el hombre como la mujer, sean preferentemente cristianos con un buen grado de madurez, que hayan pasado por consejería y discipulado prematrimonial para llegar más sanos, con mayor libertad espiritual y emocional y más libres en su capacidad para amar, para ver por el otro, esto implica madurez.

¿Qué hacemos entonces con los matrimonios que ya han contraído nupcias e incluso ya tienen hijos y que están mostrando graves síntomas de disfunción familiar? Por supuesto que el primer paso es admitir que existen conflictos, y estar en la disposición de recibir ayuda. Sin embargo, hemos conversado con matrimonios que han tenido esa disposición, y tristemente se han encontrado con consejeros o pastores que tenían una escasa o nula preparación para ayudarles. Y esa deficiencia no es sólo en el aspecto de contar con una preparación profesional, sino en tener la madurez, sabiduría y amor de Dios necesarios para mirarlos con compasión, para buscar con ahínco la presencia de Dios, la revelación bíblica y la dirección de su Espíritu Santo, para ayudarles de la mejor manera posible y con efectividad, el compromiso y solidaridad para acompañarlos hasta que alcancen a superar los problemas que los aquejan y arriben a la victoria que Cristo ganó para esas familias.

A Exodus Latinoamérica, quienes llegan, son los matrimonios que tienen un hijo o hija con algún problema de quebrantamiento sexual, o incluso alguno de los cónyuges está con alguna afectación de este tipo. También llegan matrimonios con niños que muestran síntomas de pre-homosexualidad, y cuyos padres no saben cómo proceder. Es menester que el liderazgo esté debidamente preparado para dar ayuda en estas áreas.

Otra situación que golpea fuertemente a algunos matrimonios es el adulterio. Es tan triste ver tantos matrimonios heridos e incluso algunos terminando en divorcio, a causa del adulterio. Muchas personas con quebrantamiento sexual vienen de matrimonios mal avenidos o separados, y una de las razones de la separación, suele ser el adulterio. Hacen mucha falta recursos para prevenir el adulterio, y para intervenir sabiamente para ayudar a matrimonios afectados por éste. Incluso para ayudar a personas que han pasado o están atravesando por una separación, y están todavía lidiando con la pérdida, con el trauma, la desvalorización, que viene como consecuencia.

Por eso es de gran importancia atender a los matrimonios, no sólo organizando congresos para matrimonios, pero principalmente en un acompañamiento pastoral más personalizado, creando espacios seguros, donde se pueda atender con mayor eficacia y de manera puntual, los conflictos que están atravesando. Por supuesto que este no debiera ser trabajo sólo del pastor, de ahí el énfasis inicial de que haya más líderes-consejeros preparados en esta área, idealmente matrimonios, donde el esposo pueda atender al varón, y la esposa a la mujer, y que también se les pueda atender como matrimonio, como una sola carne, que es lo que son. En estos temas se recomiendan los libros: “Consejería Bíblica – Tomo 2” – Manual de consulta sobre el matrimonio y la familia – Tim Clinton; “Manual del nuevo amanecer” Peg I. McCabe; “Cuando los votos matrimoniales se rompen: Pasos para la sanidad después de la separación o el divorcio”, “Qué va a ser de mí” Conceicao de Maria Couto Machado; “Pacto matrimonial” de John Piper.

Personas batallando con quebrantamiento sexual

Este es el tipo de situaciones que causan mayor apremio en las congregaciones, y que mueven muchas veces a los pastores a invitarnos para dar seminarios y conferencias en sus congregaciones, pues se les presenta frontalmente la urgente necesidad de abordar estas situaciones con mayor eficacia, ya que miembros de su congregación están siendo afectados, de hecho, familias enteras. Y aunque ciertamente, fueron estas situaciones las que motivaron a los fundadores de Exodus a comenzar este ministerio; como hemos visto, la ayuda que brindemos en nuestras congregaciones debe ser más global, para toda la congregación sin excepción. Apostamos por congregaciones restauradoras, que no sólo enciendan su interés en estos temas ante situaciones emergentes, sino que permanentemente estén brindando información, instrucción, consejo y discipulado a la congregación entera.

Sobre este tema de ayuda a las personas que batallan con quebrantamiento sexual, hay una gran cantidad de artículos en nuestro sitio web, y gracias a Dios, hoy en día, tenemos una variedad de libros disponibles. Uno de los primeros libros que usamos desde hace ya muchos años, es el de “Ayudando a gente a salir de la homosexualidad” de Frank Worthen, uno de los fundadores de Exodus. Es de los libros más fáciles de entender, sumamente claro, bíblico y práctico. Aun así, es indispensable que el consejero, antes de usar esta herramienta con los aconsejados, lo lea concienzudamente, lo subraye, busque el significado de términos que desconozca, lo enriquezca con pasajes bíblicos pertinentes, y realice siempre su estudio en oración, buscando la dirección de Dios, la sabiduría y poder de Su Espíritu, y lo haga considerando el fruto del Espíritu en sí mismo, antes de esperar verlo en el discípulo: amor, paciencia, paz, bondad, fe, así como misericordia al hablar las verdades confrontadoras y al mismo tiempo sanadoras de la Palabra de Dios. Que anime al aconsejado, que reconozca aun sus primeros logros, pues son pequeños brotes de fruto de arrepentimiento, y va por más.

Como consejeros quisiéramos que, en las primeras sesiones de consejería, la persona mostrara abundante fruto y cambios radicales. Esto a menudo no es así. Algunos discípulos nos harán pasar por la experiencia paulina de sufrir “dolores de parto”, pero hermanos amados, no debemos desmayar, mucho menos renunciar a lo que Dios nos ha llamado a hacer, es ahí donde la fe es imperativa (sin la cual, es imposible agradar a Dios, He. 11:6). Por eso, reiteramos, es de gran importancia estudiar con calma y pidiendo la instrucción del Espíritu de Dios, el libro “Liderazgo” de Frank Worthen, en el que nos invita a analizar el llamado que Dios nos ha hecho a trabajar en esta área, y también nos apremia, entre muchas otras cosas, a escudriñar nuestras motivaciones para involucrarnos en el ministerio.

Los recursos que sugerimos para estos temas son: “Ayudando a gente a salir de la homosexualidad” de Frank Worthen; “Dejando atrás la homosexualidad” de Bob Davies y Lori Rentzel; “Qué es la homosexualidad” de William Consiglio; “Recuperando lo que nos pertenece” de Phil Hobizal, y “Restaurando la Identidad sexual” de Anne Paulk, entre otros.

Niños y adolescentes

Un sector un tanto olvidado en algunas congregaciones son los niños y adolescentes, siendo que justamente es en la niñez donde se fraguan los inicios del quebrantamiento sexual y la confusión. Estoy abordando este tema al final, no por ser menos importante, sino porque anteriormente se habló de la necesidad de trabajar con los matrimonios, y es que son los padres quienes tienen esa encomienda de parte de Dios, de nutrir a sus hijos espiritual, emocional y físicamente, de darles instrucción, cuidados, amor, atención, de brindarles un sentido de pertenencia. Pero cuando los mismos padres están inmersos en sus problemas y conflictos, suelen estar tan ofuscados que prestan poca atención a sus hijos. Algunos de ellos asumen que, por ser pequeños sus hijos, no se darán cuenta de lo que sucede a su alrededor, o que no perciben las acaloradas discusiones matrimoniales, siendo justamente lo contrario, pues los niños están más receptivos que nunca, y absorben todo lo que hay en su entorno, sea bueno o dañino. Los niños no sólo son nutridos por la relación directa que tienen con su papá y con su mamá, son también por las expresiones amorosas entre sus padres, reciben incluso el ejemplo de cómo serán sus futuros cónyuges. Nutrientes emocionales que se generan sinérgicamente cuando sus padres tienen una buena comunicación, y hay constantes muestras de amor, comunicación y respeto entre ellos.

Ahora, en nuestras iglesias, deberíamos aprovechar de mejor manera el tiempo que tenemos con los niños y adolescentes. Por supuesto que las historias bíblicas son muy buenas y brindan principios y valores bíblicos, pero también tenemos que crear estrategias de enseñanza y formación que repercutan en beneficio de los niños en otros aspectos de sus vidas. Algo que podemos notar es que en las escuelas dominicales abundan las profesoras. Necesitamos más presencia masculina, sobre todo en vista de la gran crisis de paternidad que existe en muchos matrimonios. Hay algunos casos donde es irreconciliable la situación, porque los niños son hijos de madres solteras, porque ya ha habido una separación, porque el padre no es cristiano o porque trabaja en otra ciudad; por dar algunos ejemplos.

Una de las raíces de la homosexualidad es que, en algunos niños varones, hay una sobrefeminización, demasiadas mujeres a su alrededor: mamá, hermanas, tías, primas, educadoras, profesoras, y aunado a esto, en la iglesia, sólo maestras mujeres. Probablemente se quiere aprovechar el instinto maternal que muchas tienen, pero es importante despertar también en los varones su paternidad y que esto sea parte de bendecir a los pequeños en nuestras congregaciones. En el caso de los adolescentes, puede ser que se identifiquen más con un matrimonio joven.  Por supuesto que no estamos hablando de que estas relaciones maestro-alumno van a sustituir o suplir totalmente las carencias afectivas que tengan en sus hogares, pero la intervención de educadores en la Iglesia puede hacer una importante diferencia.

En mi infancia asistía a una iglesia cristiana, y recuerdo maestros que fueron de mucha bendición para mi vida, aunque también vienen a mi mente algunas enseñanzas, actitudes o frases, desafortunadas, que algunos de ellos hicieron. Por eso, es indispensable que los maestros en la iglesia también pasen por una preparación en el liderazgo, como la que se plantea en el libro de Frank Worthen; que sean gente de buen testimonio, temerosos de Dios, con una pasión por establecer el reino de Dios en la vida de los niños y adolescentes.

Una enseñanza que no puede faltar en la instrucción en niños y adolescentes es cómo Dios diseñó y dotó a hombres y mujeres de manera diferente pero complementaria; cómo Dios nos dio tareas distintas a hombres y mujeres. Últimamente circulan en libros de texto y en otros medios, enseñanzas propias de la ideología de género donde intentan desaparecer las diferencias entre hombres y mujeres, en un extraño esfuerzo de lograr una mayor equidad, como si fuéramos realmente iguales, atentando contra el diseño creativo de Dios. Sin embargo, Dios dio habilidades, talentos, tareas, y un diseño físico, y psicológico muy diferente a hombres y mujeres. No es verdad que las diferencias son simplemente un constructo social, somos realmente diferentes, y Dios así lo dispuso para lograr una extraordinaria complementariedad, aun así, la imagen y semejanza de Dios está plasmada tanto en unos como en otros. Y si en la iglesia y en las casas no se enseña esto que antes era más obvio, en ningún otro lugar lo aprenderán ya que los medios masivos lo difunden constantemente, incluso en series de televisión, películas y programas infantiles.

Algunos materiales que recomendamos para ellos son: “Qué debe hacer un padre” de Don Schmierer; “El padre que yo quiero ser” de Josh McDowell; “Una guía para padres sobre cómo prevenir la homosexualidad” de Joseph & Linda Nicolosi; “Habla claro con tus hijos sobre el sexo” de Josh y Dottie McDowell; “Consejería Bíblica Tomo 3- Manual de consulta sobre adolescentes” de Tim Clinton y “Educación sexual sana para tus hijos” de Jim Burns.

Conclusión

Como podemos ver, el implementar de una manera más contundente el ministerio de restauración integral-sexual en nuestras congregaciones, no es una tarea fácil, requiere dedicación, empeño, invertir tiempo en prepararse; pero indudablemente trae como resultado una iglesia más sana, más libre, congregaciones más preparadas, más firmes en sus convicciones, que no son movidas tan fácilmente por todo viento de doctrina o de ideología, que abundan tanto hoy en día. Los animamos para que se preparen, para que busquen sobre todo la dirección de Dios en esta área tan delicada y de tanta necesidad. Hemos sido llamados a ser luz y sal, y hoy más que nunca, ante este torrente de maldad, esto se hace sumamente indispensable. Que sea sobre todo Dios hablando a cada persona, a cada pastor, y trayendo una convicción de la importancia de abordar con mayor eficacia y puntualidad estos temas en sus iglesias locales.

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